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Artesanos y vendedores patrios: el negocio detrás de las Fiestas Patrias en México

 Artesanos y vendedores en Ciudad de México muestran cómo las Fiestas Patrias se convierten en la temporada más importante para su economía.
 Artesanos y vendedores en Ciudad de México muestran cómo las Fiestas Patrias se convierten en la temporada más importante para su economía.

Máscaras, banderas, ropa típica y hasta zapatos artesanales se convierten en la fuente de ingresos de miles de pequeños negocios que aprovechan septiembre para crecer.


Las calles de la Ciudad de México se llenan de verde, blanco y rojo en vísperas del 15 de septiembre. Para muchos ciudadanos, es parte de la tradición; para cientos de artesanos y vendedores informales, es la oportunidad de generar su mayor ingreso del año.


Don Roberto, que fabrica máscaras, o Abigail, que diseña vestidos y adornos, son parte de un ejército de pequeños comerciantes que preparan su producción con semanas de anticipación. Los precios varían desde banderas pequeñas de $20 pesos hasta prendas que superan los $500. Lo importante, aseguran, es que “aunque el margen de ganancia sea corto, septiembre representa la temporada que salva las cuentas”.


Un negocio de temporada con grandes contrastes

De acuerdo con cifras oficiales, la informalidad en México afecta al 64.3% de los negocios. Y este sector es un ejemplo claro: la mayoría de estos vendedores no está registrado formalmente, pero sí aporta dinamismo a la economía local.


Sin embargo, los retos son múltiples:

  • Competencia desigual: productos baratos y de baja calidad importados que saturan el mercado.

  • Presión en precios: clientes que regatean y reducen los márgenes de ganancia.

  • Costos logísticos: transporte y materia prima que suben más rápido que la disposición de pago de los compradores.

  • Temporalidad: ingresos concentrados en pocos días, lo que obliga a estirar recursos el resto del año.


Lecciones para PYMEs y emprendedores

Aunque se trate de comercio informal, la experiencia de estos artesanos deja enseñanzas clave para las micro y pequeñas empresas:

  1. Aprovechar la estacionalidad: Identificar temporadas altas (fiestas patrias, Navidad, Día de la Madre) puede significar el 50% de las ventas anuales.

  2. Diferenciación por calidad: Muchos vendedores pierden clientes por competir en precio. Apostar por acabados, originalidad y empaques puede elevar el valor percibido.

  3. Diversificación de canales: No depender solo de la calle o un puesto. Varios artesanos ya usan redes sociales y WhatsApp para vender antes y después de las fiestas.

  4. Formalización como oportunidad: Acceder a créditos, programas de apoyo o ferias oficiales puede transformar un negocio estacional en un emprendimiento sostenible.


La economía que vive en las calles

La nota de las Fiestas Patrias nos recuerda una verdad incómoda: millones de emprendedores viven de la informalidad. Sin embargo, su creatividad, capacidad de producción y conexión con los clientes son cualidades valiosas que las PYMEs formales pueden aprender y replicar.

El reto está en cerrar la brecha: ofrecer herramientas de financiamiento, formación y digitalización para que lo que hoy es un puesto en la calle pueda convertirse mañana en un negocio sólido, capaz de competir no solo en septiembre, sino durante todo el año.

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